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domingo, 13 de noviembre de 2011

Mis humanistas.


Creía que todo iba a ser normal, como siempre, sin altibajos, neutro, pero se equivocaba, fue como un soplo de aire fresco, encontró a personas con las que podía compartir todo y cuando decía todo era TODO.
Esas risas, esas millones de risas hasta llorar, hasta doler la barriga con todo, con los profesores, los de clase, con canciones tontas, con cualquier cosa insignificante ellas lo disfrutaban y lo vivían, todo bien.
Pero un día algo cambió, algo hizo que se unieran más todavía, que hubiera mas complicidad de la que ya tenían, aquella tarde antes del examen, y aquella tarde de capuccinos, tés y gofres, hizo que se dieran cuenta de que cuando una de ellas se viniera abajo las otras dos iban a estar ahí para levantarla que si se hundían las tres se unirían para volver a ser las de siempre.
Se contaban todo, sin decir nada ya sabían lo que les pasaba, bastaba una mirada.
Que si alguien les decía “lo tuyo es fácil, no haces nada”, se la iba a pelar, que les da igual lo que diga la gente, que son fuertes, muy fuertes.  Que ellas pueden con todo eso y con MÁS.
No saben que les depará el dia de mañana, no tienen ni puta idea de lo que quieren, pero si saben perfectamente lo que NO quieren, separarse.
Quiero que sepáis, que os tengo en un puesto bien alto, y sería muy difícil que bajarais de ahí. Hoy os quiero decir que sois las ostia y que definitivamente os quiero. Gracias.

1 comentario:

  1. Qué bonito :) La verdad es que hay pocas amistades así, y la gente que tiene suerte de tenerlas tiene que saber aprovecharlas y valorarlas.
    Besos.
    P.D.: Muy buena entrada.

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